Cuando mi pequeño Mateo cumplió dos semanas, comenzaron esas interminables sesiones de llanto inconsolable al atardecer. A pesar de ser mi tercer hijo, esos episodios de cólicos me provocaron la misma impotencia que sentí la primera vez con Lucas. Los cólicos del lactante son una de esas pruebas de fuego que enfrentamos las madres, y que nos hacen preguntarnos cada día: ¿cuándo terminará esta pesadilla? Después de siete años criando a mis tres hijos en Valencia, puedo aseguraros que sí, los cólicos tienen fecha de caducidad, y mientras tanto, existen estrategias que realmente ayudan a sobrellevarlos.
¿Qué son exactamente los cólicos del lactante? Entendiendo el problema
Como siempre digo a las madres en mi grupo «Madres Unidas Valencia», entender qué ocurre nos ayuda a afrontarlo mejor. Según nos explicó el Dr. Fernández, pediatra que ha seguido a mis tres hijos desde el nacimiento, los cólicos se caracterizan por:
- Episodios de llanto intenso e inconsolable
- Suelen aparecer a la misma hora (normalmente al atardecer)
- El bebé encoge las piernas hacia el abdomen
- Puede ponerse rojo, tensar el cuerpo o apretar los puños
- El llanto dura al menos 3 horas al día, 3 días a la semana, durante al menos 3 semanas
Con Lucas, los cólicos comenzaron a los 15 días y fueron tremendamente intensos. Con Emma, aparecieron más tarde, hacia el mes, pero duraron menos tiempo. Y con Mateo, comenzaron también a las dos semanas pero con episodios más espaciados. Cada bebé es diferente, incluso dentro de la misma familia.
¿Cuándo terminan los cólicos? La luz al final del túnel
Esta es la pregunta del millón que todas nos hacemos durante esas interminables tardes de llanto. Basándome en mi experiencia y en lo que he aprendido con el Dr. Fernández, os comparto esta información:
El patrón habitual de los cólicos
- Inicio: Generalmente aparecen entre las 2-3 semanas de vida
- Pico de intensidad: Suelen empeorar hacia las 6 semanas
- Finalización: En la mayoría de los casos desaparecen entre los 3-4 meses
- Resolución gradual: No suelen desaparecer de golpe, sino que van disminuyendo en frecuencia e intensidad
Con Lucas, los cólicos se prolongaron hasta casi los 5 meses, lo que me parecía eterno en aquel momento. Con Emma terminaron justo al cumplir 3 meses, como si tuvieran un reloj programado. Con Mateo estamos en pleno proceso (ahora tiene 3 meses), pero ya notamos que los episodios son menos frecuentes e intensos.
Factores que pueden influir en su duración
- Prematuridad: En bebés prematuros como Mateo, los cólicos pueden prolongarse un poco más
- Tipo de alimentación: En mi experiencia, con la lactancia mixta que usamos con Emma, los cólicos fueron menos duraderos
- Temperamento del bebé: Lucas, que siempre ha sido más intenso en todo, también lo fue con los cólicos
7 Métodos efectivos para aliviar los cólicos mientras desaparecen
Durante estos años he probado prácticamente todos los remedios existentes. Os comparto los que, en mi experiencia, realmente funcionan:
1. La posición «del aviador»: Milagrosa para momentos críticos
Esta postura ha sido mi salvavidas con los tres niños:
- Colocar al bebé boca abajo sobre el antebrazo
- Su cabeza queda apoyada en el pliegue del codo
- Las piernas cuelgan a ambos lados del brazo
- Con la otra mano se puede dar un suave masaje en la espalda
Con Mateo funciona especialmente bien si además me balanceo suavemente mientras camino por el pasillo de casa.
2. Masajes abdominales: Técnica del reloj
Este masaje que me enseñó la matrona del Centro de Salud de Benimaclet funciona maravillosamente:
- Con el bebé boca arriba, aplicar un poco de aceite de oliva en el abdomen
- Realizar movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj (siguiendo el recorrido del intestino)
- Hacer el movimiento de «bicicleta» con sus piernecitas
- Terminar acercando sus rodillas al abdomen suavemente
Con Lucas hacíamos este masaje preventivo después del baño, incluso cuando no tenía cólico, y notamos que los episodios eran menos intensos.
3. Probióticos específicos: La opción con respaldo científico
Después de consultar con nuestro pediatra, usamos probióticos específicos para cólicos:
- Contienen la cepa Lactobacillus reuteri
- Se administran en gotas una vez al día
- Tardan unos 7-10 días en mostrar resultados
- No funcionan en todos los bebés
Con Emma, los probióticos marcaron un antes y un después. Con Mateo los estamos usando desde las 3 semanas y, aunque sigue teniendo cólicos, son menos intensos que los que sufrió Lucas.
4. Ambiente tranquilo: Reducir la estimulación
He aprendido que el entorno influye enormemente:
- Disminuir la luz al atardecer (cuando suelen aparecer los cólicos)
- Reducir el ruido ambiental
- Evitar visitas o salidas en las horas críticas
- Mantener una temperatura agradable (ni excesivo calor ni frío)
En nuestra casa en Valencia, hemos adaptado una esquina del salón como «zona anti-cólicos» con luz tenue, una mecedora cómoda y ruido blanco de fondo.
5. Calor local: Confort inmediato
El calor moderado en el abdomen proporciona alivio rápido:
- Usar una mantita pequeña ligeramente calentada (¡cuidado con la temperatura!)
- Aplicar nuestras manos previamente calentadas sobre su barriguita
- Baños templados que relajan el abdomen
Con Mateo descubrí que funciona especialmente bien una bolsita de tela rellena de arroz ligeramente calentada (vigilando que no queme).
6. Porteo ergonómico: Movimiento y contacto
Llevar al bebé en un portabebés ergonómico ha sido mi gran descubrimiento:
- La posición vertical ayuda a expulsar gases
- El contacto con nuestro cuerpo les calma
- El movimiento al caminar es relajante
- Nos deja las manos libres para seguir con nuestra vida
Con Emma, que tuvo cólicos menos intensos pero más prolongados en el tiempo, el fular elástico fue mi salvación para poder atender también a Lucas, que entonces tenía 3 años.
7. Adaptación de la alimentación: Vigilar posibles desencadenantes
Si das el pecho, como yo hago con Mateo:
- Evitar alimentos que pueden aumentar los cólicos: lácteos, crucíferas (brócoli, coliflor), legumbres, chocolate
- Asegurar un buen agarre al pecho para evitar que trague aire
- Ofrecer un solo pecho por toma si el bebé se llena (la leche del final tiene más grasa y es más digestiva)
Con Lucas, descubrí que cuando yo tomaba coliflor o brócoli (que me encantan), sus cólicos empeoraban notablemente al día siguiente.
Errores comunes al manejar los cólicos y cómo evitarlos
En teoría perfecto, en la práctica a veces cometemos errores. Os comparto los más habituales para que podáis evitarlos:
- Cambiar constantemente de fórmula (en caso de lactancia artificial): Con Lucas lo hicimos y solo generó más desconcierto en su sistema digestivo.
- Automedicar sin consultar: Algunas infusiones o remedios caseros pueden ser perjudiciales.
- Sobreestimular al bebé: A veces, intentando distraerles del dolor, les proporcionamos demasiados estímulos que empeoran la situación.
- Ignorar otras causas posibles: No todo llanto es cólico; a veces puede haber reflujo, intolerancias u otros problemas.
- Olvidarse del autocuidado: El agotamiento de los padres no ayuda a manejar mejor la situación.
¿Cuándo consultar al pediatra? Señales de que no son simples cólicos
Durante los peores episodios de cólicos de Mateo, me preguntaba constantemente si debía llamar al pediatra. Estas son las señales que el Dr. Fernández nos indicó que requieren atención médica:
- Llanto acompañado de vómitos intensos o frecuentes
- El bebé no gana peso adecuadamente
- Diarrea o sangre en las heces
- Fiebre
- Llanto extremadamente agudo o diferente al habitual
- Rechazo constante de la alimentación
- Episodios que no siguen el patrón típico del cólico (a cualquier hora, sin relación con las tomas)
Cuando Emma tenía 6 semanas, presentó un llanto diferente acompañado de rechazo al pecho. No dudé en llevarla al pediatra. Resultó ser una otitis, no cólicos.
El impacto emocional de los cólicos: Cómo sobrevivir como padres
Este aspecto es tan importante como los remedios físicos para el bebé. Los cólicos pueden ser devastadores para el bienestar emocional de los padres:
Estrategias de supervivencia que me han funcionado:
- Turnarse con la pareja: Con Miguel establecimos turnos de «guardia de cólicos» para que cada uno pudiera descansar. Con Lucas no lo hicimos y acabamos agotados.
- Pedir ayuda sin culpa: Mi madre venía algunas tardes para que yo pudiera dormir una siesta o simplemente ducharme tranquila.
- Recordar que es temporal: Aunque parezca eterno, tiene fecha de caducidad. Me hice un calendario y tachaba los días, visualizando el final.
- Conectar con otras madres: En «Madres Unidas Valencia» compartir experiencias me hizo sentir menos sola.
- Cuidar la alimentación y descanso propio: Con Mateo estoy siendo más consciente de descansar cuando él descansa, algo que no hice con Lucas.
Experiencias reales: Cómo vivimos los cólicos en mi familia
Durante las largas tardes de cólicos, cuando Lucas y Emma vuelven del colegio y Mateo comienza su sesión de llanto, la logística familiar se complica. Os comparto cómo lo manejamos:
Con Lucas, mi primer hijo, los cólicos coincidieron con mi regreso al trabajo como maestra. Recuerdo llorar camino al colegio, agotada tras noches interminables. Aprendí que necesitaba pedir ayuda, algo que no me resultaba fácil.
Emma tuvo cólicos menos intensos, pero coincidieron con una etapa muy activa de Lucas. Descubrimos que el ruido blanco (el sonido de la campana extractora de la cocina) la calmaba milagrosamente, y acabamos grabándolo en el móvil para usarlo en cualquier lugar.
Con Mateo, que ahora tiene 3 meses, estamos en plena batalla contra los cólicos, pero con la experiencia acumulada lo llevamos mejor. Miguel ha desarrollado una técnica de balanceo mientras camina por el pasillo que funciona casi siempre. Lucas, con sus 7 años, ha aprendido a «entretener» a su hermano durante los episodios menos intensos, cantándole o haciéndole muecas.
Como siempre digo, cada niño es un mundo, pero espero que mi experiencia con Lucas, Emma y el pequeño Mateo os sirva de guía y, sobre todo, os dé esperanza. Los cólicos pasan, aunque mientras estamos en ello parezca que durarán para siempre.
Ahora que estamos viendo la luz al final del túnel con Mateo, puedo mirar atrás y confirmaros que, aunque duras, estas etapas son pasajeras. Pronto estaréis recordando los cólicos como una anécdota más en vuestra aventura como madres.
Cuéntame en los comentarios cuánto duraron los cólicos de vuestros bebés o qué técnicas os funcionaron mejor, ¡siempre aprendo tanto de vosotras! Y si estáis en plena batalla contra los cólicos, ¡ánimo! Recordad que tienen fecha de caducidad.