¿Qué bebidas son saludables para los niños? Guía completa de hidratación infantil

Hola a todas, soy Isabella García Martínez, y hoy quiero hablar de un tema aparentemente sencillo pero lleno de dudas para muchas madres: las bebidas adecuadas para nuestros hijos. Con Lucas, mi primogénito de 7 años, cometí el error de introducir zumos envasados demasiado pronto. Con Emma, mi mediana de 4 años, fui más estricta pero cedí ante la presión social en cumpleaños y eventos. Y ahora con Mateo, mi bebé de 3 meses, intento aplicar todo lo aprendido sobre hidratación infantil saludable. Os aseguro que elegir las bebidas adecuadas puede marcar una gran diferencia en la salud y hábitos futuros de nuestros pequeños.

¿Por qué es tan importante lo que beben nuestros hijos?

Cuando Lucas tenía 2 años, recuerdo perfectamente una visita a la Dra. Fernández, nuestra pediatra en el centro de salud de Benimaclet. Me sorprendió cuando dedicó casi toda la consulta a hablarme sobre la hidratación, explicándome que:

  • Las bebidas aportan no solo hidratación sino también calorías y nutrientes (o antinutrientes)
  • Los hábitos de bebida en la infancia tienden a mantenerse en la edad adulta
  • El exceso de bebidas azucaradas está directamente relacionado con la obesidad infantil
  • El paladar se educa desde los primeros meses y años de vida

Con Emma aprendí que un niño que se acostumbra al sabor dulce de los zumos industriales o refrescos tendrá más dificultad para aceptar el agua como bebida habitual.

Las bebidas más saludables para niños por orden de preferencia

Aplicando lo que aprendí como maestra sobre nutrición infantil, y después de muchas conversaciones con la Dra. Fernández, esta es la pirámide de hidratación que seguimos en casa:

1. Agua: la bebida esencial

Con Mateo, que aún se alimenta exclusivamente de leche materna, ya tengo claro que el agua será su primera bebida complementaria:

  • Es la única bebida realmente necesaria después de la leche materna/fórmula
  • No aporta calorías vacías ni azúcares
  • Hidrata perfectamente sin alterar el apetito
  • Educa el paladar hacia sabores menos dulces

¿Cuánta agua necesitan?

  • Bebés hasta 6 meses: solo leche materna o fórmula (no necesitan agua adicional)
  • 6-12 meses: pequeñas cantidades (30-60 ml) ocasionalmente, principalmente con las comidas
  • 1-3 años: 1-1,3 litros diarios en total (incluyendo la de alimentos)
  • 4-8 años: 1,6 litros diarios aproximadamente
  • 9-13 años: 1,9-2,1 litros diarios

Con Lucas, que es muy deportista, aumentamos la cantidad los días de entrenamiento de fútbol, especialmente durante los veranos valencianos.

2. Leche: nutrición e hidratación

Para Emma, que fue más difícil con la alimentación complementaria:

  • Leche materna: Ideal hasta los 2 años o más, según recomendaciones de la OMS
  • Fórmula infantil: Si no es posible la lactancia materna
  • Leche de vaca: Recomendada a partir de 12-24 meses, preferiblemente entera hasta los 2-3 años
  • Bebidas vegetales: Solo como complemento ocasional y siempre enriquecidas si sustituyen a la leche

Durante las mañanas cuando llevo a Emma a la escuela mientras cargo a Mateo en el portabebés, ella siempre lleva su botella de agua, no de zumo como muchos de sus compañeros.

3. Infusiones y tés suaves sin azúcar

En teoría perfecto, en la práctica… complicado. Con Lucas descubrimos algunas opciones aceptadas por la pediatría:

  • Manzanilla: Puede ayudar con molestias digestivas, segura desde los 6 meses
  • Tila: Relajante suave, adecuada para mayores de 2 años
  • Hinojo: Puede aliviar gases, consultar con pediatra para bebés
  • Rooibos: Sin teína, rica en antioxidantes, para mayores de 1 año

Precauciones importantes:

  • Siempre sin azúcar ni edulcorantes
  • Tibias o a temperatura ambiente, nunca muy calientes
  • No todas las infusiones son seguras para niños (evitar té negro, verde, hierbas medicinales fuertes)
  • Consultar con el pediatra antes de introducirlas en menores de 1 año

4. Zumos naturales: ocasionales y diluidos

Como siempre digo a las madres en mi grupo «Madres Unidas Valencia», los zumos deben ser la excepción, no la regla:

  • Preferiblemente exprimidos en casa, sin azúcares añadidos
  • Diluidos con agua (mitad zumo, mitad agua)
  • Limitados a 120-180 ml al día para niños mayores de 1 año
  • Ofrecidos con las comidas para minimizar el daño dental
  • Mejor con pulpa para mantener algo de fibra

Con Emma cometí el error de darle zumo de naranja puro cuando estaba resfriada, pensando que la vitamina C le ayudaría, y luego fue difícil que aceptara la versión diluida.

Bebidas que deben limitarse o evitarse en la infancia

Con Lucas aprendí estas lecciones a base de errores:

1. Zumos envasados y néctares

  • Contienen azúcares añadidos o concentrados de fruta (que el cuerpo procesa igual que el azúcar)
  • Carecen de la fibra de la fruta entera
  • Pueden contener conservantes y colorantes
  • Un brick pequeño puede contener hasta 5-6 terrones de azúcar

2. Refrescos y bebidas carbonatadas

  • Absolutamente desaconsejados en menores de 6 años
  • Muy limitados en cualquier edad infantil
  • El consumo habitual se asocia con obesidad, caries y problemas óseos
  • Las versiones «zero» o «light» tampoco son recomendables (educan el paladar hacia el sabor dulce)

Recuerdo una fiesta infantil donde Lucas, con 5 años, me dijo que todos sus amigos estaban tomando refresco y él se sentía diferente. Ese día aprendí que debía prepararlo mejor para estas situaciones sociales.

3. Bebidas deportivas o isotónicas

  • Innecesarias para la actividad física normal infantil
  • Contienen electrolitos pero también azúcares y aditivos
  • Solo recomendadas en casos muy específicos de deporte intenso y prolongado
  • El agua es suficiente para rehidratar después del ejercicio habitual

Con Lucas, que juega al fútbol, tuvimos que hablar sobre esto cuando comenzó a pedir estas bebidas porque las veía en la televisión.

4. Bebidas energéticas

  • Totalmente contraindicadas en cualquier edad pediátrica
  • Contienen cafeína y otros estimulantes peligrosos para niños
  • Pueden causar alteraciones del sueño, ansiedad y problemas cardíacos
  • No deben confundirse con las bebidas isotónicas (igualmente limitadas pero por diferentes motivos)

5. Tés y cafés

  • Evitar por completo en menores de 12 años
  • La cafeína y teína pueden afectar el sistema nervioso en desarrollo
  • Pueden interferir con la absorción de hierro y calcio
  • Alteran el sueño y pueden causar irritabilidad

¿Cómo establecer buenos hábitos de hidratación desde el principio?

La Dra. Fernández siempre nos recuerda que los hábitos se forman desde muy temprano:

Para bebés (como Mateo ahora):

  • Lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses
  • Introducir pequeñas cantidades de agua en vaso de aprendizaje desde los 6 meses
  • No añadir azúcar, miel ni edulcorantes a ninguna bebida
  • Evitar completamente los zumos en el primer año

Para niños pequeños (1-3 años):

  • Establecer el agua como bebida principal con las comidas
  • Ofrecer leche 2-3 veces al día (500 ml aproximadamente en total)
  • Limitar zumos naturales a ocasiones especiales (diluidos)
  • Usar botellas o vasos atractivos para hacer el agua más apetecible

Con Emma funcionó muy bien tener una botellita con personajes de Frozen que solo usábamos para agua, nunca para zumos.

Para preescolares y escolares:

  • Crear rutinas (vaso de agua al levantarse, botella en la mochila, etc.)
  • Dar ejemplo bebiendo agua regularmente
  • Involucrarlos en la preparación de aguas saborizadas naturales
  • Explicar por qué algunas bebidas son «de vez en cuando» y no diarias

Aguas saborizadas naturales: alternativas saludables y atractivas

Con Lucas y Emma hemos descubierto estas opciones que hacen el agua más interesante sin añadir azúcares:

Recetas que funcionan con niños:

  1. Agua de fresa y menta:
  • Fresas troceadas
  • Hojas de menta fresca
  • Dejar reposar en agua fría 1-2 horas
  1. Agua cítrica refrescante:
  • Rodajas finas de naranja y limón
  • Unas hojas de albahaca
  • Perfecta para los veranos valencianos
  1. Agua de sandía y pepino:
  • Cubitos de sandía
  • Rodajas finas de pepino
  • Muy hidratante para días de calor
  1. Agua de manzana y canela:
  • Rodajas de manzana
  • Una ramita de canela
  • Ideal para otoño e invierno

Viviendo cerca de Jardines del Real en Valencia, aprovechamos para llevar nuestras botellas con estas aguas saborizadas en nuestros paseos de fin de semana.

¿Qué dice la pediatría actual sobre la hidratación infantil?

Las recomendaciones han cambiado significativamente en los últimos años:

  • Asociación Española de Pediatría: Recomienda agua como única bebida necesaria aparte de la leche
  • Academia Americana de Pediatría: Desaconseja por completo los zumos en menores de 1 año y limita estrictamente después
  • OMS: Considera las bebidas azucaradas como factor de riesgo para la obesidad infantil
  • Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica: Enfatiza que el agua debe ser la principal fuente de hidratación en niños

Según el libro «Nutrición infantil saludable» del Dr. Carlos Casabona, que consulto frecuentemente, «los niños no necesitan bebidas especiales, necesitan educación para apreciar el agua como la mejor opción».

Mitos sobre la hidratación infantil que debemos desterrar

Como antigua maestra, siempre me ha gustado desmontar mitos. Estos son los más comunes que he escuchado:

1. «Los zumos de fruta son tan saludables como la fruta entera»

Con Lucas me lo creí al principio:

  • Los zumos carecen de la fibra de la fruta
  • El azúcar de los zumos se absorbe más rápidamente
  • La fruta entera sacia más y aporta más nutrientes
  • El acto de masticar fruta tiene beneficios adicionales

2. «Los niños necesitan bebidas especiales cuando hacen deporte»

Miguel estaba convencido de esto con Lucas:

  • El agua es suficiente para la mayoría de las actividades infantiles
  • Solo en ejercicio muy intenso de más de una hora podrían necesitarse electrolitos
  • Las bebidas deportivas comerciales contienen excesivo azúcar
  • Una alternativa casera ocasional: agua con un poco de zumo de limón y una pizca de sal

3. «Si la bebida es ‘sin azúcar’, entonces es saludable»

Este mito me lo contó una madre en el parque:

  • Los edulcorantes artificiales no son recomendables para niños
  • Educan igualmente el paladar hacia el sabor dulce
  • Pueden alterar la microbiota intestinal
  • No ayudan a desarrollar el gusto por sabores naturales

4. «Mi hijo no bebe agua, necesita algo con sabor»

Con Emma pasé por esta fase:

  • Todos los niños pueden aprender a beber agua si se introduce adecuadamente
  • La preferencia por sabores dulces es adquirida, no innata
  • La perseverancia y el ejemplo son clave
  • Las aguas saborizadas naturalmente pueden ser un paso intermedio

5. «Un poco de refresco no hace daño»

Mi suegra repetía esto constantemente:

  • Los hábitos se forman con pequeñas decisiones repetidas
  • El consumo ocasional en eventos especiales es diferente al consumo regular
  • El «poco» tiende a aumentar con el tiempo
  • Establece precedentes difíciles de revertir

Señales de deshidratación en niños: cuándo preocuparse

Como madre de tres, he aprendido a reconocer estas señales:

Deshidratación leve a moderada:

  • Boca y labios secos
  • Orina más oscura y menos frecuente
  • Fatiga inusual
  • Menos lágrimas al llorar
  • Irritabilidad

Signos de alarma (requieren atención médica):

  • Letargo o somnolencia excesiva
  • Ausencia de orina por más de 6-8 horas
  • Hundimiento de la fontanela en bebés
  • Ojos hundidos
  • Piel que no recupera su forma al pellizcarla

Con Lucas tuvimos un susto durante una gastroenteritis a los 3 años, cuando rechazaba cualquier líquido. La Dra. Fernández nos enseñó a ofrecerle pequeñas cantidades frecuentemente con una jeringa.

Como siempre digo, cada niño es un mundo, pero espero que mi experiencia con Lucas, Emma y el pequeño Mateo te sirva de guía para establecer hábitos saludables de hidratación. Recuerda que lo que nuestros hijos beben hoy moldea sus preferencias y salud futura.

Próximamente os contaré cómo estamos manejando la introducción de agua ahora que Mateo está entrando en su cuarto mes y pronto comenzaremos con la alimentación complementaria. Por cierto, Emma, que antes rechazaba el agua, ahora tiene su propia «botella de aventuras» que lleva a todas partes, demostrando que la perseverancia da frutos.

Cuéntame en los comentarios qué bebidas ofrecéis a vuestros hijos y qué trucos habéis descubierto para que beban más agua, ¡siempre aprendo tanto de vosotras! Y recuerda, establecer buenos hábitos de hidratación es uno de los mayores regalos que podemos dar a nuestros hijos.

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